Palabras de Peričina
¿De qué se ríen tanto? En serio ¿de qué coño se ríen?
Eso me he preguntado yo, a lo largo de la historia. De los años, años van, años vienen... Pero, que eso, a fin de cuentas, ¿de qué se ríe tanto la gente?
Siempre me ha sorprendido la facilidad con la que los demás podían encontrarle el humor a algo. Reírse de absolutamente todo, a carcajada limpia... Nunca lo entendí, y siempre fruncía el ceño en público: "¿Dónde está la gracia? ¿No será que yo soy una infeliz?" -pensé.
Después descubrí que no, no, yo no tenía problemas de ningún tipo, o al menos hasta el punto de no poder reírme de nada. Y es que resulta que se juntaban dos cosas: Una, que mi tipo de humor era bastante diferente al de resto de mortales, y dos, que la gente era lo suficientemente estúpida como para querer fingir que todo se les hacía maravilloso y sorprendente. Pues, pues... ¡verguenza tendría que darles!
Pero aquí la cosa no acaba. Me preguntó Marta, antes de echarme a dormir, que si yo podía sentir, sentir sensibilidad por las cosas más banales y humanas... ¡Que si tengo sentimientos, dice! ¡Me cago en la leche! ¡Si soy infinitamente más terrenal que ella y que Sofí! Y bueno, de Treceañera ni hablamos, que tiene las hormonas como para pensar mucho y conectar con el entorno real, aunque tal y como tiene las cosas...
Bueno, que me desvío, narices. La cosa es que, es que... Mientras cambiaba, de un lado a otro, reflexionando bajo las sábanas, en la almohada, pensaba: ¡Vamos a ver! ¡Vamos a ver! Si siempre he tenido que asumir el rol de fuerza, porque no me queda otra, y tengo que protegerlas, a las otras... Pero, en el fondo, tras este carácter tan fiestero, jovial y divertido, se ha olvidado una de la persona que hay realmente detrás... ¡Cuando yo he llorado, a espaldas de ellas, mucho más y amargamente!
Esto no es la primera vez que sucede. Desde que nos apartaron por diferentes, se menospreció nuestro lado humano, nuestra capacidad para sentir y opinar. El mundo me importa bien poco, pero que una Marta me pregunte eso, es imperdonable. Aunque supongo que, tal vez, querrá saber o contactar conmigo de alguna manera más íntima, más emocional.
Que bueno, bueno... Aquí donde veis a una persona guapa, independiente -que lo soy, todo por delante- también encontraréis a una chica que se siente sola, que ha querido ser vista tal y como es pese a las apariencias de extroversión y folklore: Una persona más.
Comprendo los estereotipos sociales, comprendo los choques culturales, pero no puedo comprender por qué hubo tal punto en el que las personas no me tomaron en serio. Yo creo que fue porque decidí defenderme, siendo enérgica y fuerte. Entonces, dejaron de burlarse, me respetaban y admiraban, pero a nadie le importaba saber quién había detrás de aquella vigorosa joven. Una Peričina por fuera, pues sí, pero también una Sofí por dentro. A fin de cuentas, todas tenemos de la otra, todas somos una.
Y es que, cuando mis hermanas no están, unas veces me divierto, sí, por suerte, pero otras... Sólo miro a esas personas, grupos, que están ahí al fondo y se divierten, sin poder apenas comprenderlos, y me encojo de hombros, aceptando, como puedo, que nunca vamos a pertenecer. ¡Y es que nunca vamos a pertenecer a muchos sitios! ¡Somos raras, joder! Pero, ¡ah! Asumamos cómo Dios nos trajo al mundo, y que nos ponga en el camino a esas Estrellas que madurarán, haciéndose Personas. Igualmente, la desolación y la soledad siempre han estado servidas en nuestra mesa, pero al igual que muuuuchas almas de este mundo, ¿no? A mí, como plato principal, ya me bastó lo suficiente como para no querer repetir, y yo creo que es hora de hincarle el diente al postre.
Por otra parte, creo que ya no me puedo quejar más por hoy, pero, concluyendo este tema... ¡Peričina tiene sentimientos!
A lo que esto lleva a otra cosa...
Tengo que disculparme. Tengo que disculparme ante alguien.
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