Desastre

Unos vagabundos intentan robar a ricos comerciantes, a través de una prostituta, la baza elegida. Cuando dos de los ricachones parecen ser atracados con éxito, los ladrones se topan ante el sobrenatural tercero: Un mandarín maravilloso, invencible, intimidante, con una fuerza desmedida y sin igual. No obstante, el misterioso mandarín quiere algo de la elegida, a cambio...

Béla Bartók, El Mandarín Maravilloso. (1926)


-Vamos allá, Criaturita Espejo... -atareada, y humedeciéndose los labios con la lengua, Peričina va atando progresivamente a una inconsciente Niña Grande a la silla, manchada por los vómitos, que aún siguen también en el pantano del suelo.

-Peričina, tenemos que recoger eso -dice Sofí.

-Lo haremos más tarde -contesta atareada. Parece que, del susto, se ha liberado de los efectos del alcohol.

-¿Y si de las larvas crece una Arthropleura? 

-Que crezca.

Marta de Alfaro descansaba en uno de los sillones, devastada. Parecía exhausta, pero algo más recompuesta emocionalmente.

Las dos se acercan.

-Estamos aquí para ayudarte -le dice la serbia, tomándola de la mano.

-Id, y haced lo que tengáis que hacer...

-Tú también tienes que ayudarnos. Sabemos de tu situación vulnerable, pero tienes que hacerle las preguntas... Es nuestro plan...

La pirineaica suspira.

Se sienta pesadamente en su lugar de la mesa. 

-Trae una cebolla -ordena a la serbia.

Sofí se sienta a un lado de la inconsciente Niña Grande, cabizbaja y llena de tropezones marrones. Está muy pegada, muy pegada a ella. En este momento, hay cosas que le inquietan más que esos gusanos. 

Peričina se sienta al otro lado, también muy próxima. Deja la cebolla ante la líder, sobre la mesa.

De Alfaro vuelve a suspirar.

-Despertadla.

Peričina, con un cubo de agua de la cocina, se lo vierte por encima.

Niña Grande se agita, tose, con la cabeza gacha. No parece resistirse especialmente.

-Ya te tocaba un bañito. Que no se vea de qué tienes hecho el corazón. -dice Sofí.

-Por favor, otra vez no... -murmura Niña Grande, rememorando tiempos pasados, quizás peores.

-Buenos días por la noche -Marta, con sus dos manos de sabiduría puestas en la mesa, blancas como la nieve, porta un anillo de la primera comunión. 

"Qué muñecas tan finas"- piensa la cautiva.

-¿Qué tal tu siesta?

La interrogada mira a sus lados, pero mete un espasmo al encontrarse a milímetros de Peričina.

-Martas, por favor... ¿podéis desatarme...?

Peričina la observa, estudiándola.

-¡Quiero irme a casa...!

-Vamos a hacerte unas preguntas -la cabecilla saca un cuadernito, con las cuestiones- Como hemos aprendido mucho de ti, también nos gusta tenerlo todo apuntado. -Toma la hortaliza con una mano- Quiero que observes esta cebolla. La ves bien, ¿verdad? -la mujer asiente- Voy a ir pelándola poco a poco. A cada capa, una pregunta.

La mirada de Niña Grande se oscurece. 

Un tono de voz, teñido de repulsión, sale de lo más profundo de su garganta. 

-No pienso contestar nada.

-Pregunta número uno - La pirineaica comienza a pelar la primera capa. Niña Grande tensa la mandíbula- ¿Qué sucedió realmente con las cartas de los niños de tu colegio?

-¡BASTA!

De un impulso, la excéntrica mujer se lanza contra la mesa, barriendo con el torso todos los dulces que quedaban, tirándolos al suelo, y rompiendo más cristales de los que rompió Peričina en su ataque.

-¡Paso de jugar a esto!

-Yo que tú, no haría eso... -contesta con voz suave y ojos muy abiertos.

Marta indica, con una mirada, a Peričina, quien toma del pelo a la cuestionada, tirando hacia atrás.

-¡Haz el favor de estarte quietecita! ¡Sabemos perfectamente quién eres! ¡A la próxima tontería te parto la botella en la cabeza! ¡¿Lo has entendido?!

"Cesa"- le dice Marta con otra mirada.

La chica la suelta, de manera violenta.

-Lamento decirte que quieres engañarnos, pero no lo vas a conseguir -interviene Sofí- Tú vas por ahí diciendo que eres buena, y positiva, la persona más iluminada del mundo, y todas esas cosas que a nosotras no nos interesan... ¿De verdad crees que íbamos a creernos toda esa mentira? No seremos tan inteligentes como tú, pero sí muy parecidas. Como Criatura Espejo, podemos leerte, sabemos cómo funcionas, porque sabemos ver más allá, estando hechas del mismo Polvo de Estrellas...

-Bueno, pues en ese caso, yo también puedo leer todo sobre vosotras... -comenta con orgullo.

-No lo creemos. Eres lo suficientemente tonta como para no saberlo.

-¿Ah, sí? Tú misma. ¿Cómo se llamaba...? Ah, sí, esa tal Antonella...

-¿¡Qué has dicho!? -las trenzas de Sofí parecen levantarse un poco.

Marta le indica, con otra mirada, que mantenga la calma.

-¿Tus amigas prefirieron juntarse con ella...? -pregunta atenta, sintiéndose dueña de la información.

-A mí por lo menos no me ha tocado hacer que los demás finjan ser mis amigos por pena.

-¿Y qué ganáis sabiendo todo esto?

-Nosotras sólo queríamos...

-Queríamos abrazarte sin que nos apuñalases. Gracias, Niña Grande -concluye Marta con sarcasmo. -Pero vemos que no podemos confiar en ti. Porque eres otra persona, no eres quien dices ser. Pero por eso no te preocupes, que eso lo sabíamos desde el principio.

-Yo contesto, a lo que haga falta, con claridad... -menea la cabeza, con ese tono lastimero tan característico- A mí me gusta ser transparente...

-Por favor, Niña Grande, ¡cinismos ninguno! Faltaría más -finge estar sorprendida.

Pela la siguiente capa.

-Qué más queréis saber...

-¿Eres envidiosa...?

-¿Y quién no...?

"¿Le pego?" -pregunta Peričina con la mirada.

"No"

Pela otra capa.

De Alfaro se inclina hacia delante.

-¿Por qué odiabas a esa niña del colegio?

-¿Qué niña...? -pregunta desconfiada. -Si es la del bocadillo, pregúntaselo a Sofí...

Marta parece disgustada. ¿Por qué Sofí no le había compartido eso?

-No. La que era amiga de tu mejor amiga.

-¡Estaba celosa! No sé qué más queréis que os diga...

-¿No vas a hacer un dibujito sobre tus emociones...?

-No. ¡Joder...! Hasta ahí no llego...

-Pues yo pensaba que sí.

-Tú piensas mucho y mal de mí.

-Soy realista. Siguiente pregunta.

Procede a pelar otra capa.

Peričina abraza por los hombros a la mujer, zarandeándola.

-Venga, Niña Grande, que vas a sacar un diez. -le dice, y medita un poco- ¿O te machacamos psicológicamente diciéndote que lo haces todo mal, mientras te dejas el alma en responder todo...?

-Al menos, eso hacía con nosotras... -Sofí se mira las uñas, fingiendo desinterés- Oh, sí, ¡y todo con una boniiiita sonrisaa! -finge estar muy feliz, enmarcando con sus manos la mandíbula.

Marta termina de pelar la capa. Prosigue su interrogatorio.

-Qué pasó en el instituto. 

-¿Qué? -responde, estupefacta.

-Qué pasó en el instituto.

-Nada.

-¿Cómo que nada?

Niega rápido con la cabeza, presa del pánico. 

-¿Qué pasó en el instituto...? Vamos, Niña Grande... Seguro que lo sabes... 

La interrogada tiene los ojos acuosos, hiperventila, se muerde el labio, desconsolada. 

-¿Estás llorando? Entonces vamos por buen camino. Por fin vas a abrirte, por una vez en tu vida...

Comienza a llorar.

-¡¡Vamos!! ¡¿Qué pasó después?! ¿Dónde está la transparente ahora? Vamos... ¿Por qué te dedicaste con tanta pasión a tu trabajo? Sabemos que esto guarda relación.

-¡Era mi única vía de escape...! ¡Todos tenemos una vía de escape, para sentirnos mejor...! ¡Estoy segura de que vosotras también...!

-No nos vale esa respuesta, lo siento. -Está cruzada de brazos- Necesitamos más.

-¡No es mi culpa no tener amigos y que nadie se haya querido juntar conmigo! -tiene la voz rota, como todo su interior. Agacha la cabeza, derrotada, soportando las lágrimas. - Siempre me he sentido rechazada... Pero mi trabajo, la belleza de la interpretación, nunca me haría eso... 

-Anda, pues casi que como nosotras -Sofí parece satisfecha, estimulada, mientras se muerde las uñas. 

-Tuve que fingir que todo estaba bien... -solloza-  Perdón si os hice daño... Lo siento... Yo no quería apuñalar a Marta... -vuelve a llorar, silenciosamente, pero con más fuerza.

Algo comienza a crujir. Cric. Estalla un vasito. ¡Crac! Luego el otro, y el otro... 

Y, como una lluvia, todo lo que llevase cristal, comienza a estallar en la casa, que comienza tímida y triste, pero que poco a poco se torna en una tempestad. Muebles, vasos, platos, espejos... 

CRAC CRAC CRAC CRAC CRAC CRAC CRAC CRAC

CRACRACRACRACRACRACRA…

¡BUM! 

La bombilla que iluminaba el salón explota, sumiendo a la estancia en una parcial oscuridad, tan sólo bañada por la luz de la luna.

Las chicas, exceptuando a Niña Grande, se ocultan rápidamente bajo la mesa, en posición de defensa, manos a la cabeza, encogiendo los cuerpecillos.

¡CRAAAAAAAAASHHHHHHHHHHHH!

Cuando explota la ventana en mil pedazos, un viento gélido penetra en la estancia.

Todo queda en calma. La tormenta cesa.
 
Niña Grande, sin mover un músculo, gimoteando, lanza una mirada débil a la noche. Tiene sangre seca bajo la nariz, de haber sangrado anteriormente, y algún corte en la mejilla izquierda y la frente, por alguno de los cristales voladores. Aún sangran. Su triste rostro de mujer herida, por fuera y por dentro, es iluminado por esa bolita blanca, que reina en la oscuridad del cielo.

De las lágrimas de la mujer, que han caído sobre la mesa, se forma un pequeño charquito, que comienza a iluminarse, del mismo color que destellan las Estrellas.

Y entonces sucede. Poco a poco, se va materializando esa luz, que comienza a flotar, en una llavecita, pequeñita y diminuta.

Las tres chicas salen de la mesa, incorporándose. Peričina se sacude el traje.

-¡Cógela! -ordena Marta a Sofí.

La coge. Es una llave muy bonita, acogedora. ¡Es la llave al Secreto!

Sin fuerzas, la mujer parece adormecida, abstraída completamente de lo que la rodea. Se ha calmado, y ha dejado de llorar.

De un momento a otro, una lluvia, real, se apodera del barrio nostálgico. Con fuerza, ametralla la hierba y humedece la tierra de las calles. Huele tan bien...

Peričina se acerca a la ventana rota, pausadamente, pisando cristales, con las manos a la espalda.

-Está lloviendo.
















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