Iscariote

 -¡Qué arte más grande niñaaaaa! ¡Ooooooleeee!

Peričina y Sofí llevaban bailando un rato sevillanas, en el salón, con la música a tope. Era pintoresco ver a dos mocillas, muy blancas, con trajes de los Balcanes, bailando tan bien y con tanto arte estos bailes de Andalucía.

Llevaban como tres horas de merienda-cena. Parte de los dulces se habían acabado en la mesa.

Mientras tanto, Niña Grande y Marta conversaban en la mesa. Esta segunda, con un nudo en la garganta a veces, porque, hablando de proyectos y de su trayectoria artística, Niña Grande le decía cosas, algunas cosas, como...

-Es que eres súper inteligente…

O:

-Yo lo veo guay… ¡Pinta bien! 

O:

-Yo sé que nunca decepcionas. -guiña un ojo- ¡Nunca dejarás de sorprenderme…!

Claro, pero todo esto era mentira. Marta sabía que Niña Grande se movía ya no por impulsos, sino por espasmos. 

Niña Grande le había dicho ese tipo de cosas otras tantas veces, pero siempre le acababa fallando, dándole su lugar a otros, o tan siquiera recordándola… Realmente prefería a discípulos que no eran ella, y apenas prestaba apoyo en las situaciones importantes, incluso mostrando, a veces, un punto de indiferencia que podía llegar a asustar… 

Todas las Martas lo sabían, todas sabían que Niña Grande guardaba algo en su interior. Ellas apenas recibieron credibilidad por el resto del mundo, por lo que callaron y atesoraron esta información,  ansiando encontrar el verdadero Secreto. 

Así pues, tras el tropezón que la extraña mujer "regaló" a Sofí cerca de Vuzrazhdane, la ama del grupo intentó, una vez más, vengarse, así pues fue cómo la invitó a casa. 

Pero, durante aquella tarde, y pese al incidente de los dichosos gusanos, se encontró con esa pared de dolor, que la sumía en ese letargo de amor, de búsqueda de aprobación. 

A medida que pasaba el tiempo, Niña Grande estaba más sumida en la sinceridad más absoluta, a causa del alcohol. 

"Pero, borrachos no mienten..." -se decía la pirineaica, esperanzada.

Luchaba y luchaba, no dejándose convencer. Interiormente, agitaba la cabeza, cerraba los ojos muy fuerte de vez en cuando, diciéndose a sí misma que no olvidase su cometido, que no se dejase llevar por sus emociones, y que recordase el por qué Niña Grande estaba aquí: Encontrar de una vez por todas el Secreto que tanto ansiaban.

Traga saliva. Pero es que no puede... 

No puede... 

"Me debilito" -se dice.

Intentaba mantenerse al margen, hablar como adulta, y no dejarse vencer por esos comentarios tan bonitos, pues eran como un hechizo aterrador, hipnóticos cabe decir. Su corazón latía muy fuerte, pero se concentraba en la respiración, para no emocionarse. 

Por eso Sofí le tenía tanto miedo a aquella mujer, pues era la más vulnerable, y el arquetipo representante más directo de las huellas emocionales. 

Y porque, a veces, Niña Grande también hacía comentarios muy extraños, fuera de lugar… Comentarios que podían asustar a cualquier persona… Pero esto sólo se daba si Niña Grande no disponía de sus Capas de Cebolla. Y esto pasaba una vez entre un millón. ¿Sería hoy el día? ¿Qué pasaría si...?

Todo esto piensa De Alfaro mientras finge escucharla durante un lapso de diez minutos, en los cuales la mujer parece no cansarse de hablar sola, aletear los brazos, reír y hacer inflexiones raras de voz. 

Y ya sabemos lo que dicen por ahí: Cuando alguien habla muy alto, es porque no está acostumbrado a que los demás le escuchen.


Mientras bailan, Sofí mira de reojo a Niña Grande, entre cruce y cruce, pendiente de algo, pero no se acaba de entender el qué.

Niña Grande observa el baile, animada, mientras las chicas mueven las falditas, al ritmo de las palmas del grupo flamenco Raya Real.

-¡Ooole! -aplaude Niña Grande, riendo.

Peričina, acaracolando los brazos, mira expectante a Marta, que le contesta con una mirada de: “Aún no”

-¡Ay, yo quiero aprender a bailar! En mis tierras no hay nada de eso…

-¿Tú eres de las Tierras del Norte, verdad? -pregunta Sofí, acercándose a la mesa tras acabar una de tantas sevillanas, curiosa, admirada.

-Sí -asiente con gesto brusco.

-Pero eso está en Iberia, ¿no? -mira a Marta.

-Sí -responde esta.

-¡Anda, como nosotras! ¿Y nosotras no tenemos sangre de las Tierras del Norte? Algo me dijiste.

-Sí, pero en menor medida. Bueno, puede que más de lo que pensemos… Piensa que venimos de repobladores, que se asentaron en el Sur. 

-Pero nosotras también tenemos mitad maña.

-Correcto. También somos mañas.

-¡Venga ya! -Peričina bufa. -¡Eso son paparruchas! Eso de ser leonesas y mañas es una suposición muy rápida… ¡Tenemos apellidos manchegos, riojanos y extremeños! No me vengáis con cuentos chinos, haced el favor.

-¿Tú no eras serbia? -pregunta Marta, vacilando.

-De mentira -coloca las manos en la cintura- Soy blanca y nada más.

-Ya veo, ya…

-Que me quede bien el traje es otra cosa.

-Ya, ya…

-¡Marta! -grita Sofí- ¡Me ha dicho Peričina que vive en la Torre Genex!

-¿Te has mudado? ¿Desde cuándo? -la mira, arqueando una ceja.

-No sé, hace unos meses -afirma, ataviada de delantales de colores. -Pero soy serbia de corazón. -concluye.


__________


-Ne kunite crne oci…

Una hora más tarde, Peričina estaba cantando una de sus emotivas canciones sentimentales serbias, tan características en la escala mixolidia.

-…Pero eres tan inteligente…- Niña Grande toma a Marta del antebrazo. 

Sofí parece mirar algo espantada la situación. 

El alcohol ya ha hecho todo su efecto en Niña Grande que, sin llegar a tambalearse, es cierto que tiene la lengua suelta, y ha dejado de hacerse la niña pequeña. Ahora sólo lleva en su nombre “Grande”.

-En serio, os aprecio muchísimo… 

Marta parece emocionada.

“Qué mentirosa”- piensa Peričina mientras canta, que observa todo y tiene miedo de ver a su ama y señora caer en la manipulación. 

-Si en el fondo, nosotras también te apreciamos, Niña Grande... -contesta De Alfaro.

-Navikli steee, da vas nosiiii, moja pesma popuuut zaraaa… -la impulsiva hermana tiene los ojos clavados en ambas, levantando un poco la voz.

Sofí, con el mismo rostro de espanto, mira a Peričina.

-¿Me dejas que te de un abrazo…? -pregunta Niña Grande, levantándose de la silla.

-Sí… -sonríe De Alfaro.

-¿¡Un abrazo, en serio…!? -escupe Sofí, de brazos cruzados. Tiene la boca abierta, y mira a ambos lados: a Peričina y a las otras dos, con el rostro desencajado, rostro de pedir explicaciones.

Busca la mirada inteligente de su ama. Pero no la encuentra. Ahora ella sólo tiene ojos para Niña Grande.

-¡No es justo! -vuelve a gritar, y bufa.

Se abrazan. 

Se abrazan muy fuerte. 

Peričina no deja de observar, sudando un poco. 

De Alfaro descansa en su hombro, protegida, querida. 

Sonríe. 

Plácida, feliz. 

Niña Grande siempre abrazó con mucho amor y muchas ganas.

Y, tras diez segundos de un abrazo generoso y protector, la mujer levanta uno de sus brazos.

-¡NOOOOOOOOOO! -Peričina tira el micrófono al suelo, dejando sonar el karaoke serbio sólo, con esa música tan melancólica.

Empuñado en lo más alto, el cuchillo de cocina brilla, resplandece, grande y poderoso. En un movimiento rápido, lo clava con una energía espasmosa, fría, en la espaldita de Marta de Alfaro, produciendo un ruido seco, ensordecedor, angustiante.

¡ZAS!

-Lo siento... -dice con voz casi inaudible, temblorosa.

Con los ojos muertos y lágrimas, mirando hacia arriba, más allá, al cielo, la chica comienza a descender, soltada de su abrazo, cayendo como una débil hojita. 

-Me has mentido… -se desploma.

Niña Grande la observa, con la cara cubierta de pena. 

Apenas puede reaccionar.

Sólo mira a un lado, y...

¡BUMMMMMM!

Peričina, que corriendo subió a la mesa para tomar impulso, salta sobre ella, le propina un bofetón enorme, y la tira al suelo. Se arroja sobre su cuerpo, y comienza a propinarle bofetones, uno tras otro.

-¿¡Y TÚ…?! -le pregunta- ¿¡TÚ CELEBRAS TUS CUMPLEAÑOS…!? ¡RESPONDE…! -la zarandea de los hombros, volviendo a abofetearle muy fuerte. Niña Grande se echa a llorar, que ya ha empezado a sangrar por la nariz.

Sofí, que había ahogado un grito, fue a socorrer a su ama, junto a la que se arrodilló, palpándole la frente y buscando su herida.

-¿¡CELEBRAS TUS CUMPLEAÑOS!?

Apenas puede contestar por la hiperventilación.

Hiperventila… hiperventila… hiperventila…

-¡RESPONDE! -le propina otro bofetón.

-¡N-no podía…! ¡M-mi ma-madre me los organizaba, y no venía nadie de m-mi cole…!

-¿¡O sea, que la mesa estaba vaciíta, y tú solita con tu tarta, soplando las velitas con tu madre, cierto…?!

Pero Niña Grande sólo lloraba y lloraba.

-¡P-por favor…! -se tapa la cara con las manos- ¡Yo no me merezco esto...!

-¡LA HAS APUÑALADO!

Señala a Marta, tendida en el suelo, mientras Sofí la incorpora, y repara la herida de su espalda, con campos energéticos de las palmas de sus manos, iluminando la zona herida levemente, de un intenso amarillo. Extrañamente, no ha vertido ni una gota de sangre. 

-¡Pero para tu desgracia, has dado con nosotras! Nunca podrás con gente como nosotras…

Pero Niña Grande sólo lloraba y lloraba. Pero ella no era la única así, en esas condiciones, tendida en el suelo. 

Marta, sin hacer ruido, parecía más desconsolada todavía. Tenía la cara pegajosa de lágrimas, tumbada de nuevo, mirando hacia el techo, apenas pestañeaba. 

-Gracias, Sofí… -musita- Pero las heridas del corazón son más difíciles de reparar…

Sofí llora, acostada sobre su pecho.

-No te vas a morir, tranquila -dice con una sonrisa, entre lágrimas, secándole el sudor de la frente. -Yo sí que te quiero de verdad…

-¿Por qué no tienes amigos? -Peričina parece enfocada en la misma cosa, aún encima de Niña Grande, pero ya algo más calmada por la supervivencia de Marta - ¿Qué pasa, nadie te quiere? ¿O acaso no sabes que esas cartas que te escribían los niños fueron obra de tu madre…?

Niña Grande deja de llorar. Su expresión enmudece rápidamente.

Hay un silencio atronador.

Sus ojos recuerdan a los de un gran kraken, sin vida, pero depredadores.

Parece soltar un hipo. 

Dos. 

Tres.

Y entonces explota. 

-¡BUUUUUUUAAAAAAAAAGHHHHH! 

Comienza a vomitar, y a vomitar, y a vomitar... Es un volcán sin fin.

Peričina pega un brinco, uniéndose a Sofí.

Vomita más, y más, y más, y más… Es un líquido viscoso, marrón, que huele verdaderamente mal. 

Las dos chicas se percatan del contenido. Parece moverse, como pequeñas olitas en el mar.

Está lleno de gusanos, larvas, y babosas. Niña Grande está cubierta de ese charco de podredumbre y miseria, mientras permanece tumbada. Este también ocupa parte del suelo.

El nauseabundo olor inunda el salón, y tanto Peričina como Sofí reprimen una arcada, apartando la mirada, tapándose las boquitas.

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