Cena
-No me siento preparada -dice Sofí.
Marta de Alfaro la mira, con semblante serio.
-Tenemos que fingir. Sacad vuestra mala hostia.
El ascensor se abre. Niña Grande aparece, llevando algo en una bandeja.
-¡HOOOLA HOLAAAAA!
Peričina está detrás de ambas, apretando los puños.
-¡Hola, Niña Grande! -respondo, incómoda- Pasa, pasa.
-¡Graaaaaaciaaas! -le abrimos paso- ¡¡¡¡¡Oh, ¿¿¿¿esta es vuestra casita????!!!! Ay… -gira sobre sí misma. Menea la cabeza de arriba a abajo, con un mohín extraño, mirándonos de reojo, algo pillina.- ¡Se nota que es vuestra! ¿Dónde, dónde puedo dejar esto…? -parece que musita.
-Déjanoslo, vamos a ponerlo en la cocina.
-¡Ah, vaaaaleeee…! -imposta rara la voz, tensando las cuerdas vocales, y entierra el mentón en el cuello al dar la bandeja, no haciéndose un favor a sí misma en cuanto a comportamientos adaptativos sociales.
La bandeja, que parece ser una tarta o una empanada, está oculta en una bolsa y varias capas de papel de aluminio.
Se la da a la vestida del Pirin. Sus manos se rozan levemente. Marta siente algo de dolor. ¿Por qué? No lo sabemos.
La lleva a la cocina.
Sin embargo, las otras dos le siguen.
-¿Pero qué hacéis aquí? ¡Id a atenderla!
-Ama, queremos ver lo que Niña Grande ha traído. - Peričina parece dubitativa. No es que en esta situación se haya puesto aún manos a la marcha. Parece prudente.
-¿Para qué? Atendedla, hombre...
Peričina toma la iniciativa. Aparta levemente a Marta, saca el contenido de la bolsa, y levanta el papel de aluminio.
Vuelve a tapar el contenido.
Respira.
-Tiene gusanos.
-¿Qué?
-Que está lleno de gusanos.
-¿Quiere intoxicarnos...? -pregunta Sofí.
-No... Está intoxicada ella. Ella come de esto... Y le parecerá normal... -hace un chasquido con la lengua, y gira la cabeza de manera violenta- Está podrida.
-¿Qué hacemos...? Cómo le decimos...
-Id para allá. -Marta toma la tarta- Decídselo. Esto no puede quedar así.
-Pero yo pensaba que... Que íbamos a atacar luego...
-Peričina. Estoy a punto de tirarte esta bandeja a la cara. -Silencio- Dime, ¿es esto admisible? -abre el contenido y lo muestra, impertérrita. Tanto la vestida de Sofía como la serbia aguantan una arcada, apartando la vista.
La prima serbia niega con la cabeza.
-No...
-Pues ve y díselo.
-¿Y cómo quieres que se lo diga? -enseña las palmas de las manos.
-¿Me vas a pedir tú que te enseñe yo a decir las cosas directamente?
Peričina baja la mirada, y bufa por la nariz.
-¿Puedo ir ayudando en algo...? -se oye a Niña Grande preguntar desde el salón.
Con un gesto en la cabeza, Marta le indica: "Ve".
En el salón.
Niña Grande tiene las manos tras la espalda, y va paseándose de un lado a otro, alrededor de la mesa de cosas fantásticas, chuches, dulces, todo de color rosa.
-¡Niña Grande...!
-¡Lo siento, me habéis pillado...! ¡No he podido evitar meter la manilla y comerme algún bomboncillo...! ¡III jijijiji!
Peričina le indica que se acerque, seria, con un gesto en la mano propio de los titos que quieren darnos el sobrecito de dinero en Navidad.
-Uy, me muero de curiosidad -dice con una sonrisa de oreja a oreja- ¿Qué pasa?
La serbia pasa su brazo por encima de los hombros de la misteriosa mujer.
-¿Comes gusanos?
-¿Qué?
Peričina hace mueca de sorpresa, a modo de burla.
Sofí observa todo, con las manos en los lumbares, justo delante de ellas.
-Que si comes gusanos.
-¿Yo...? -la mujer parece perder la vista en algún punto, y sus ojeras se enmarcan más. -No entiendo... Marta...
-Vale, tampoco te sabes del todo bien nuestros nombres. -se recoloca en ella, apretándole fuerte, pero no se queja- Pues eso lo vamos a aprender luego, pero ven con nosotras... -la arrastra a la cocina.
Marta abre el papel de aluminio. Con ese gran pañuelo pendiendo de su cabeza, parece mucho más mayor.
-¿Qué es esto...? -pregunta, aún agarrada a ella.
-Oh, eh... Ohm... -de golpe, sonríe, feliz- ¡Ay, vaya...! ¡JAJAJA! ¡Ostras...! Qué vergüenza... Dios mío, no sabía que...
-¿Pero qué no vas a saber, hija? ¡Que no lleva uno, que lleva quinientos!
Silencio.
-¿A ti esto te parece normal?
La mujer parece buscar las palabras, pero el labio le tiembla.
Menea la cabeza, de manera lastimera.
-Tiene que haber sido un error, yo... lo siento...
-¿O es que te creías que nosotras nos íbamos a comer eso?
-¡No, no...! Jo... No penséis así de mí... Yo... ¡Jolín, de verdad! Disculpadme... Pues nada, voy a ir a tirarlo...
-No -Marta interrumpe- Ya se encarga Sofí. ¿Verdad?
-Sí -asiente- A nosotras nos gusta la comida de verdad -sonríe con veneno.
Peričina la suelta.
Sofí, acumulando calor en las palmas, destella un rayo de energía contra la bandeja podrida, exterminando esa ciudadela de miseria, asco, y enfermedades. Parece arder, pues hay algo de fuego, pero pronto se calma. Ni rastro de la bandeja.
-Bueno, ¡vayamos al salón! -dice Marta dando unas palmaditas.
Las cuatro se sientan a la mesa. Peričina, a un lado de la invitada, Sofí, al otro y, enfrente, la pirineaica Marta de Alfaro.
-Bueno, qué -la cabecilla parece crear un ambiente más distendido- ¿Cómo estás...? ¿Contenta de estar aquí?
-¡Sí, mucho! Hace mucho que no me invitan a un cumple...
-Em, esto no es un cumple...
-¡Ay, perdona...! Hoy no doy ni una... -suelta una risilla- Es que estoy muy nerviosa...
-¿Por? -entrelaza las manos sobre la mesa, mientras las otras dos hermanas comen un dulce tras otro, atentas a la situación, con ojos abiertos.
-Pues, por lo de la tarta en mal estado, supongo...
Sofí abre la boca, pero con una mirada tensa y fugaz por parte de Marta, esta vuelve a cerrarla.
-No te preocupes, mujer. A Sofí el otro día casi se le queman unas galletas.
-Y eso es raro, porque se me dan súperbien -contesta con la boca llena.
Peričina se inclina mucho hacia Niña Grande, con ganas de saber. Esta última, apenas se mueve de su pequeñito espacio en la silla, rodeada de Martas.
-¿Y cuándo fue la última vez que te invitaron a un cumpleaños, Niña Grande? -se recuesta en los posabrazos.
Ella parece pensarlo.
-Pues... ¡Ostras! Pues sí que hace más tiempo del que parece... -mastica galletas, y mira hacia arriba. Y piensa, y piensa, y piensa...
La serbia busca mientras la mirada de Marta. Ella le corresponde: "Sí. Tienes vía libre".
-A ver si lo adivino. Hace cinco años.
-En realidad, desde segundo de Primaria...
Peričina parece recibir una descarga eléctrica, aguantando su sorpresa.
-¿Y eso... cuántos años son...?
-Puuueeees... Si yo tenía siete... Oye, ¿tú cómo te llamas...?
-No cambies de tema.
-Pues hará casi veinte años... ¿no? ¡JAAA JAJAJAJA! No domino yo mucho las matemáticas...
-¡La virgen! Pero qué pasa, ¿que tus amigos no celebran cumpleaños o qué?
-Pues... No sé... No mucho, la verdad... -se cruza de brazos, haciendo una de esas extrañas muecas con la cara- La verdad es que, ahora que lo pienso, es mucha casualidad que nadie de los que yo haya conocido, hayan celebrado un cumpleaños hasta ahora... Um... -mira hacia abajo, sonríe, menea la cabeza- Serían tímidos... -se encoge de hombros- ¿Y vosotras vais a celebrar vuestro cumpleaños? ¿Lo tendréis el mismo día, no? ¡QUE YO NO SABÍA QUE MARTA TENÍA CUATRILLIZAS, AAAAA JAJAJAJAJA! ¿Por cierto, dónde está la más jovencita?
-En el instituto. -responde Marta, con semblante frío.
-¡Aaaahhhh...! El precio a pagar, por ser adolescente...
"¿Qué precio a pagar?, esta sabe mucho..." -piensa Peričina.
-¿Y, entonces, cómo os llamáis cada una?
-Tenemos el cumple el mismo día, sí - manos entrelazadas, a veces tamborileando la mesa con los dedos- Yo soy Marta de Alfaro, esta de aquí es la Peričina- Peričina hace un saludo magnífico, como si estuviera ante millones de personas, con ese arte y esa gracia que sólo Iberia le puede dar- Y ella, es Sofí.
Sofí tensa los labios. Parece una sonrisa tímida.
-¡Perdóname por lo del otro día...! ¡Por favoooooor...! -Niña Grande arrastra su silla estrepitosamente, se arrodilla ante ella, y junta las manos.
-Sí, claro, te perdono. -se ríe- Levántate, que no se note dónde tienes la dignidad.
-¿Qué...?
-¡Vooooooy a por las bebidaaas....! -la serbia se levanta brusca, evitando la situación incómoda.
-¡Anda, que me vais a hacer beber...! ¡Ji ji ji! Bueno, bueno, a ver si así olvidamos lo de los gusanos...
-Y dale con lo de los gusanos... -Marta se tapa la cara con ambas manos, frotándose los ojos.
-Niña Grande -Sofí abre mucho los ojos, sacando el dedo índice, como si hablase a una niña pequeña -No se dicen esas cosas en la mesa. ¡Nada de temas desagradables...! Por poco no vomitamos todas aquí por tu culpa, así que no abras tanto la boca.
-Ay, jolines, de verdad... Perdón... -muestra su mejor sonrisa, tímida, encogiendo los hombros, agazapándose.
Peričina regresa, con la botella de Ginebra y dos copas.
Niña Grande observa el ventanal del salón, mientras la de corona de trenzas le sirve. Más allá no se ve nada, es completamente negro. ¡Y eso que sólo son las siete!
-¡Y eso que sólo son las siete! -dice.
-¿El qué? -pregunta Marta.
-Las siete... Y tan oscuro... En Sevilla no es así... ¡A mí, tan de noche y tan pronto, me deprime...! No sé, la luz anima mucho más... ¿A vosotras no os pasa lo mismo?
-Pues sí -contesta Sofí- Yo soy muy diurna.
-Aquí todas somos iguales en los aspectos más básicos -responde Alfaro, inclinándose hacia delante, quizás algo desafiante.
Niña Grande bebe.
-¡Agh, está fuerte esto! -mira el contenido-. ¿Ginebra? -mira a Peričina, que está de pie, apoyando las manos en la mesa, que asiente con la cabeza. -Pero no la has mezclado con nada...
-Las cosas, tienen que ser en su esencia más pura -responde Peričina- ¿Te gusta o qué? -le da un palmetazo en la espalda.
-Pues, bueno... ¡hay que probar de todo! Échame más... ¡Una noche es una noche! -se recoloca en la silla, nerviosa.
Vuelve a servirle. Peričina se sirve también. Brindan. Y beben.
-¡Por nuestra amistad! -exclama Niña Grande.
-¡Por la sinceridad ante todo, en las buenas y en las malas! -responde la serbia.
Beben. Silencio.
______________
Niña Grande mira a Marta, ladeando un poco la cabeza. El alcohol no está tardando en hacer su efecto.
-Es fascinante... -su voz se suaviza, un poco- Yo no tenía ni la más remota idea, de la existencia de vosotras... ¿Sois todas la misma, y a la vez no?
-Algo así -se encoge de hombros.
-Es increíble... -bebe un poquito más- Increíble... Siempre supe que eras muy inteligente, Marta... Pero... ¡esto! ¡Es alucinante...! Ojalá yo tuviera estos poderes para poder hablar conmigo misma... ¡A todos nos viene bien vernos de frente!
-En tu caso mejor no -responde Sofí.
La mira extrañada. Frunce el ceño.
-¡Y eso, por qué...!
Con un gesto pequeño, con la mano, la vestida del Pirin le indica a la de dos trenzas que baje el ritmo.
Niña Grande mira la mano. Marta congela el movimiento.
-¡Secretitos en reunión, es una falta de educación! -se cruza de brazos, infantil.
-Perdona, es que Sofí está un poco nerviosa porque estás aquí.
-¿Oh, y eso...? -a medida que pasan los minutos, sus gestos van relajándose poco a poco. Agarra a la vestida de Sofía afectuosamente del antebrazo. -¿Te disgusta que esté aquí? -dice con voz calmada.
-No, tampoco eso, está bien...
-¿Quieres que me vaya...? -preguntaba seriamente, dispuesta a hacer lo que le pidiese.
-¡Anda ya, que te vas a ir, déjate de tonterías...! -Peričina también comienza a entrar en ese estado de filtro roto. Y, ya sabemos que, si Peričina tiene el filtro roto, va a ser todo energía impulsiva.
Pega su cara a la de Niña Grande, mirando ambas a Sofí.
-¡Que está bien, hombre! -la señala, alzando el brazo- Lo que pasa es que la tiraste por el suelo... Pero vamos, no haberse ido corriendo, ¡las cosas se enfrentan a la cara! ¿Verdad Sofí?
Sofí parece molesta.
Peričina le guiña un ojo.
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