Cómo llegar a Suiza en hora y poco más en automóvil.

¡Hombre! Ya estábais tardando en venir a leer mi nuevo post. No quiero comentarios por vía whatsapp, las opiniones abajo, en la zona de comentarios.

Lectores, queridos lectores míos, presentase en este día, en este momento, la exposición de mi relato en Suiza, país que visité para pasar el día.

El título es en parte engañoso, pues se ha de tener en cuenta que mi ubicación se hallaba aproximada tanto como a Suiza como a Italia, y esta es la razón por la que hice el gamba en ambos países.

Resultado de imagen de camino grenoble-ginebra¿Por qué he decidido hablar sobre mi estancia por un día en Suiza? Pues no es precisamente porque sienta una impetuosa necesidad de comentar acerca de mi vida en el ámbito laboral de mi blog, sino porque os voy a mostrar cómo es entrar en el ombligo del mundo, qué dificultades conlleva, qué es pasear por las calles donde podrías haber tenido como transéute a tu lado a un espía, o tener a un prestigioso político corrupto que se reúne en conspiraciones mundiales tras la paredes donde te paraste a reposar para degustar un delicioso bocadillo de mortadela.










Chicos, partimos desde la ciudad de Grenoble, en Francia. Hace frío y está nublado, como casi todos los días.

De allí se parte en coche durante una hora y poco más, espacio de tiempo similar a Huelva-Sevilla.
Es entonces cuando comenzamos a ver carteles indicando que usted, conductor, se está dirigiendo a una ciudad llamada Genève. No sé si la reconocéis, yo días antes de mi partida a este país tampoco lo sabía. La ciudad de Ginebra.

¡Anda, si aquí se celebró la reunión para comercializar el calentamiento global!

Cuando ya se aproxima uno a la frontera, debe bajar de su vehículo para realizar el ritual de pagar nuestro traspaso de país a país, ya que Suiza no es de la Unión Europea. ¿Y por qué no es de la Unión Europea? Pues no sé, quizás porque precisamente todo lo que ocurre en la Unión Europa es causa suya, no sé... ¡Venga, señores! De esto se hablará en otro momento.

Se pierden unos 40-50 euros, pero este precio es válido hasta fin de año, por lo que si se quiere ir y venir de Suiza cuatro o cinco veces, no se ha de pagar más. Esta pegatina que se da a cambio de tu pobre dinero invertido se pega en el parabrisas. ¿Fácil, no?

¿Qué pasa? Venga, que seguimos.

La radio sigue siendo de Francia, que conste, aún llegan las ondas... Pero esto es cuando se pasa frontera ¿eh?

La frontera no tiene nada de especial. Ya está.

Ahora pasamos a la ciudad, que está a diez minutos o incluso MUCHO MENOS del lugar donde abandonamos Francia.

En mi caso fue llegar y ya vi un restaurante con platos de treinta y ocho francos -42 euros aproximadamente-.

Hay dos cosas MUY importantes y creo que la primera de ellas me va a costar un poco recordarla, pero es esencial para vivir en Suiza o para disfrutar de una bonita estancia en este paraje del mundo.

Resultado de imagen de macaron aparcamiento
AJAJAI QUÉ RECUERDOS
Aún está dando vueltas por mi casa...
Imagen relacionadaTenemos por un lado los macarons, que por dos o tres euros se venden en quioscos y algunos establecimientos. Es un método que se usa para el aparcamiento. Lleva un reloj de cartón que se puede ajustar, para marcar el tiempo que se va a dejar aparcado el automóvil o vehículo. Si se excede este tiempo, es judicialmente pena de multa, pero muchos alargaban las horas del estacionamiento, algo ilegal, pues había un límite según el lugar. Esto también se coloca en el parabrisas del coche ¡¡¡¡¡¡¡¡o VEHÍCULO, SÍ!!!!!!!!!!

O se hace esto, o se usan las zonas azules, donde es mucho más caro. Si ya es en España...


Imagen relacionada
Estos billetes los tuve en mano.
La segunda es el cambio de moneda. Se realiza en un banco cualquiera. Es muy recomendable, aunque sólo se permanezca un día en el país, pues hay establecimientos que no permiten pago con euro. Aunque se de por sabido, se debe aclarar, ya que estoy hablando de ello, que la moneda de Suiza es el franco suizo. Los francos en billetes son preciosos, similares a un Monopoly -nunca he jugado, la comparación fue del ingenio de mis padres-.

Y eso es todo, pues como indica el título, explico cómo llegar a Suiza, y su inicial adaptación, no si las casas son bonitas -que las había-.

Hasta aquí, hállome agotada, mi cerebro no da para más.

¡POR CIERTO! Que aún no me voy, que sé que deseáis mi partida pero no, os aviso antes de una cosa...

Los precios en Suiza son elevados, y más si es zona turística, pero no creáis que vaya a existir la necesidad de vender un riñón por integrante de la familia. Los precios son similares a los de una gasolinera francesa -un poco más cara que la española- por lo que por ejemplo, una Coca Cola cuesta tres euros. Qué horror. Venga, para un día no está nada mal.

¡Más cara salen las reuniones y congresos demoníacos que se dan lugar, allí mismo!










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