Una Estrella triste

El cielo es azul. El patio del recreo, chilla. 


Los niños corretean de aquí para allá. Y tú, tú, mi dulce criatura, mi dulce Criatura Espejo, estás solo ante el peligro. 


Observas, sumido en tus pensamientos, tu mundo interior, tu fascinación, a las pequeñas hormigas. Organizadas, inteligentes… Tal y como tú decías, más inteligentes que los niños de tu clase.


Hurgas en la tierrecita. Abres la boca. Sonríes. Eres feliz por primera vez en esta semana. Las levantas. Las vuelves a colocar. Las cuidas. Las saludas. Les pones nombres. Solo tú, y sólo ellas.


¡BUM! Un balón impacta contra tu pequeña cara. Caes al suelo, temblando del impacto, no te gustan los cambios bruscos, no te gustan las dinámicas burlonas, y tampoco te gustan… ellos…


-¡Eh, tú…! ¡Mirad, mirad quién está otra vez hablando con las hormiguitas!


-¡Hombre, cuánto tiempo! 


Los niños burlones se acercan al pobre pequeño.


Sus gafas cayeron a un lado, pero él sólo tiene visión para sus hormiguitas. Intenta recomponerse, pero, pero…


-¡Qué puto asco, dale, dale! - dice uno de ellos a quien le arrojó el balón, pisoteando a sus únicas amigas.


El tímido y cerebrito niño apenas puede articular palabra, está aterrorizado, pero intenta ponerse en medio, siendo en vano: Mientras unos lo apresan a carcajadas, el abusón de turno le muestra cómo acaba con su único contacto afectivo, en ese patio tan lleno de gente, pero tan vacío de amistad.


Apenas puede mirar al suelo sin contener las lágrimas, su rostro se torna en una mueca de dolor, sus labios se curvan, sus mocos caen, sorbiéndose la nariz.


-¡Eh! Se me olvidaba esta hormiga, es la más grande - abusón de turno pisa lentamente sus gafitas, en el suelo. 


Después lo sueltan, todavía petrificado. Le propinan una colleja, lo arrojan al suelo con el cadáver de su civilización favorita, y le propinan una última patada.




Adiós, amigas, adiós…








-¡NOOOOOOOOOOOOOO!



Se incorpora sudando. Todos hemos tenido sueños así. Mira hacia un lado. Mira hacia otro. Sigue hiperventilando, con su boquita entreabierta, en forma de o.


Tiene una mirada penetrante. 


Quizás Sofí tuviera razón, quizás sí que fuese una Criatura Espejo…


Quizás…


Sólo la oscuridad sabe quién es realmente. Solo en momentos bajos, íntimos, es así.


Y tan sólo, cuando llega la luz del día, y Sofí se despierta…



-¡Eeeestrellitaaaa! ¡Vamos a la Catedral!



El pasado ha quedado lejos. Los bloques están en nuestras vidas. Mejor un pasado no vivido nostálgico, que un pasado aterrador. 


Pero no podrás esconderte mucho. 


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