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Mostrando entradas de 2023

Sobre estos tres días.

Con lo inteligente que es, y lo infantil que es a veces... “-¿Tú no eres la Marta Alfaro? Esta vez les ha plantado cara, así que responde: -No soy Marta Alfaro. Te has confundido. En todo caso, mi ama se llama Marta de Alfaro. -¡Claro que es Marta Alfaro! - espeta el chico, señalándola a sus compañeros, vestidos de adolescentes, seguramente vengan del instituto. Los Juicios, los llamaban... -¿No lo ves? ¡Si tiene la misma cara! Lo que pasa es que... ¿Ya no llevas gafas ni aparatos? ¿Se te han roto? Pues estás muy rara. -No me hacen falta - se cruza de brazos. -Venga ya, no me jodas - comenta burlón - ¿Y ese vestido? Siempre viviendo en tu mundo de color. ¿Ya no juegas al Animal Crossing? -¡No, eso ya pasó de moda! -dijo apretando puños y estirando los bracitos. -¿En serio, de qué vas vestida? ¿Se te ha metido el juego en la cabeza? -Pero si ese juego lo jugué sólo un año - un año muy vulnerable, por cierto, pero que nada tiene que ver con el traje-. -No sé, ese rollo de "muñeca fo

Sobre estos tres días (prefacio)

 ¡Ey! Mientras me untaba el tsatsiki en una de las tortillas mexicanas para desayunar, recordé que, no os había comentado los sucesos de los últimos tres días, además de otras anécdotas como: -¡Te vas a enterar, puta zorra! -¡Sofí, no! Sofí empuja a Niña Grande por las escaleras, quien no pronuncia ningún ruido. Cae como un saco al suelo, tras rodar dolorosamente hacia abajo. Sus ojos están acuosos, a punto de llorar. Su pelillo negro está sostenido en una diminuta cola. Sofí va tras ella a una velocidad jamás vista, estrepitosa, propinándole puñetazos y patadas. -¡Sofíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! -¡Tus muertos hija de puta! -¡Sofí, ella no te va a hacer nada, ella no te va a hacer nada! ¡No es mala, te lo aseguro! Sofí le propina una última patada en el estómago. -Zorra - se agacha, le tira fuerte de la diminuta cola y se aleja, en un gesto severo. O cuando... -Tengo que encontrarlas, tengo que encontrarlas, dónde están, dónde están... - dice mientras abre cajones, tira ropa al suelo, des

Una explosión azul :)

 -¿Qué sucede? -pregunto retóricamente. Sofí arquea las cejas preocupada. Sin prisa pero sin pausa, nos dirigimos al lugar. Pero, en realidad, yo creo saber lo que está pasando. Ese fuego gigantesco, azul, fatuo... Es del mismo color que Estrellita. Sofí parece encontrarse cada vez peor, y gira cada esquina con más agresividad, adelantándome un poco. -¿Estrellita? - pregunta cuando llegamos al parque entre bloques. No se atreve a acercarse. Creo que esto le va a doler, sea lo que sea lo que haya pasado. Alcanza a acercarse un poco. El fuego se ha ido extinguiendo conforme íbamos llegando. Vale, es cierto que Sofí estaba muy enfadada, hastiada por el control y protección de Estrellita, pero... Pero es su Estrella Guardiana, y, y ahora... El fuego se concentra, principalmente, en el suelo. Ilumina la hierba de alrededor. Apenas nos atrevemos a alcanzar con la mano, y ver lo que está sucediendo... -Estrellita... - los ojos de la chica de trenzas y boquita roja se humedecen de lágrimas, y

Fresas, frambuesas y aceitunas.

Ahí está Sofí, detrás de intentar hacerse amiga de hombres solitarios, tímidos, hombres que, sencillamente, son incapaces de hacer amigos, hombres que... Bueno, en definitiva, ese lado del mundo al que Sofí, es capaz de acercarse, pues con el otro lado, con mujeres... Claro, mira, ¡ahí hay un grupo de mujeres! Sofí se esconde tras los arbustos. ¿Qué pasa? ¿Te cabreas, eh? Sin embargo, no es que hoy sea de esos días en los que Sofí está especialmente infantiloide, o especialmente insoportable, o repelente, o insensata, o aventurera... No, hoy es de esos días raros, en los que está reflexiva, contemplando algún vacío lugar, serena. Dos trenzas me dan la espalda, de brazos cruzados, amplia camisa blanca, ribeteada de decoraciones de la zona... La zona, sí, la zona... Observa el verde que separa los confines del barrio comunista Lyulin -por si no os había quedado claro dónde estábamos, que siempre lo repito- y el vasto campo de naturaleza salvaje, desprovista de una mano adulta. Desprovist

Gospozha

  Nota del autor: “Gospodin” tiene tilde en la segunda o, y en la tercera también, va variando a gusto del lector, alternando entre la pronunciación serbia y búlgara. Significa “señor”. “Gospozha” es pronunciada la “zh” como una “j” francesa, es decir, como “bonjour”. Significa señora. -¡Gospodin y Gospozháaaaa! -¿Qué dices? -¡Gospodín y Gospozhá! - dice Sofí, subida a un banco, o un montículo, no sé dónde está subida. Tiene una mano a modo de visera, y abre la boca mucho, mucho, sus labios rojos como la cereza, es plena primavera y el vecindario comunista está tranquilo. Pero yo sigo con mi abrigo, yo sigo de invierno. Lo que iba diciendo. Coloca sus manitas alrededor de la boca, que abre mucho, y… -¡GOOOSPODÍIIIIN! -¡QUÉ HACES! - grito exasperada, le tiro fuerte del brazo y la bajo del sitio, pero ella parece resistirse. -¡Ehhh, qué haces! Déjame llamarles, ¿quieres? -No, no… - meneo la cabeza. - Y ni siquiera están ahí - señalo la vereda de tierra sin asfaltar. - ¡A

La Martita (tengo veintidós años)

Tengo veintidós años... Tienes veintidós años, pero... ¿Qué es esto, qué llevas puesto? Un recogido de dos mechones hechos coletas, pelo suelto, un vestidito rosa, una rebequita blanca, zapatitos de charol blancos, planos, y calcetines blancos estirados, con volantes... ¿Qué es todo esto? Alguien golpea la puerta. Es alguien salvaje, agresivo.  Te pide entrar.  Tú le dices: "No" Agarras tu gatito de peluche favorito, con lágrimas en los ojos, tratando de esconderte. Corres abrazada al gato, corres por esos largos pasillos... Pasillos interminables, piso nostálgico pero dulce. Dulce, dolor dulce, dolor... -"¡Que abras, te digo!" El monstruo grita al otro lado de la puerta. No deja de hacer temblar esa línea fina entre el exterior, y el vacío piso. Corres, corres, corres... La motillo de juguete, juguetes por todas partes, colorines, muchos colorines, pizarras, muebles antiguos, plantas en las esquinas... Y corre, y corre, y corre... Te escondes detrás de la cama. La

No por mucho tiempo

Soy luz, soy eternidad. También soy un abrazo de maldad. Y sin perder serenidad, y sin perder compostura, yo en un gesto amistoso,  saludo a la locura. Está bastante claro todo el tema. Te cabreas. Sulfuras. Te devanas los sesos. Te tiras de las trenzas. “¡No puedo más!” - gritas, te arrancas las flores del pelo y las estampas contra el suelo. “¡Qué! ¡Qué!” - Desafías, sacas las garras, a modo de pregunta. Miras a todas partes, miras al vacío, pero, pero eh… Que no hay respuesta. “¡Quéeee! ¡Noooo!” Los ojos se desorbitan. Chillas, chillas, vuelves a chillar… Empiezas a andar como pato mareado. Sí, tal vez estás mareada. Te tambaleas, vas tropezando, chocándote con las paredes. ¡Sí, sí! Esa eres tú.  En un momento resbalas, caes contra el suelo. Tienes la pintura de labios corrida, deshecha, hacia un lado. El carmesí se ha desbordado. Boca desdibujada, expresión desencajada. Te arrastras, te arrastras. Las trenzas desordenadas, ciertamente deshechas, pero sigues tir

Una Estrella triste

El cielo es azul. El patio del recreo, chilla.  Los niños corretean de aquí para allá. Y tú, tú, mi dulce criatura, mi dulce Criatura Espejo, estás solo ante el peligro.  Observas, sumido en tus pensamientos, tu mundo interior, tu fascinación, a las pequeñas hormigas. Organizadas, inteligentes… Tal y como tú decías, más inteligentes que los niños de tu clase. Hurgas en la tierrecita. Abres la boca. Sonríes. Eres feliz por primera vez en esta semana. Las levantas. Las vuelves a colocar. Las cuidas. Las saludas. Les pones nombres. Solo tú, y sólo ellas. ¡BUM! Un balón impacta contra tu pequeña cara. Caes al suelo, temblando del impacto, no te gustan los cambios bruscos, no te gustan las dinámicas burlonas, y tampoco te gustan… ellos… -¡Eh, tú…! ¡Mirad, mirad quién está otra vez hablando con las hormiguitas! -¡Hombre, cuánto tiempo!  Los niños burlones se acercan al pobre pequeño. Sus gafas cayeron a un lado, pero él sólo tiene visión para sus hormiguitas. Intenta recomponerse, pero, pero

El nuevo amigo de Sofí

Tri noki ne sum zaspalo (Nota del Autor: El nuevo personaje acontecido en estas líneas, también es real, y así será con los próximos. Los personajes únicamente constituyentes de la psique de la protagonista, son Marta y Sofí). -¡YIIIII-HAAAAAA! En la nieve. En la noche. Entre bloques. En parques fantasmas.  Miro hacia allí, bruscamente. ¿Qué demonios pasa…? Espera… ¿Qué? Oh, Dios. ¿Es… es…? -¡MIRAAAAA! - Sofí se incorpora, sus trenzas felices se iluminan por una luz azulada, la única que deja ver un poco entre esta oscuridad nocturna. -¡MIIRAAAA! - vuelve a repetir. Apenas vemos nada. La luz, una gran energía concentrada sobre ella, parece dar vueltas…  ¿Así es que eso era lo que estaba rebuscando antes entre la hierba…? Yo esto no me lo esperaba. -¿Sofí, qué es…? -¡AY, AYYY…! ¡QUÉ EMOCIÓN! Me acerco lentamente. Nuestros ojos brillan con la intensidad de ese fulgor, ese fuego azul que…  Comienza a tomar forma. Yo entrecierro los ojos, con las manos en los bolsillos. A todo esto, Sofí n

Mazurkas, de maíz

Un precioso Mazurka mecanizado suena de fondo. El frescor de la mañana se siente en la piel de la cara, pero la luz es dorada, tenue, sensible, amable. La pequeña Sofí hoy parece más apacible, serena, feliz. No porta el vestido búlgaro-shopska en su totalidad, sólo lleva la vestimenta interior: Un vestido-camisola blanco bajo las rodillas, mangas ensanchadas y abiertas, rico en bordados en relieves del color de la sangre. Parece hurgar muy feliz en la hierba, con una sonrisa en sus labios, mientras la música suena y suena, como una cajita de música… -Sofí, ¿estás más contenta ahora? -Síiiii - responde en un tono plano e infantil. Me dedico a mirar al horizonte, caminos entre bloques. Mi mano se posa en la frente, a modo de visera, impidiendo que los rayos de sol me cieguen la vista que tengo delante. Sofí está desprovista de maldad hoy. O tal vez rencor. Desprovista de dolor. Así entiendes, poco a poco, que el dolor no estaba fuera. El dolor estaba dentro. El perdón hac