Una explosión azul :)
-¿Qué sucede? -pregunto retóricamente.
Sofí arquea las cejas preocupada. Sin prisa pero sin pausa, nos dirigimos al lugar. Pero, en realidad, yo creo saber lo que está pasando. Ese fuego gigantesco, azul, fatuo... Es del mismo color que Estrellita.
Sofí parece encontrarse cada vez peor, y gira cada esquina con más agresividad, adelantándome un poco.
-¿Estrellita? - pregunta cuando llegamos al parque entre bloques. No se atreve a acercarse. Creo que esto le va a doler, sea lo que sea lo que haya pasado.
Alcanza a acercarse un poco. El fuego se ha ido extinguiendo conforme íbamos llegando. Vale, es cierto que Sofí estaba muy enfadada, hastiada por el control y protección de Estrellita, pero... Pero es su Estrella Guardiana, y, y ahora...
El fuego se concentra, principalmente, en el suelo. Ilumina la hierba de alrededor. Apenas nos atrevemos a alcanzar con la mano, y ver lo que está sucediendo...
-Estrellita... - los ojos de la chica de trenzas y boquita roja se humedecen de lágrimas, y vuelve a adoptar ese cariz infantil -que no malo.
El fuego se va consumiendo durante un minuto, hasta que, bajo él, aparece un muchachillo joven, de cabello negro, piel muy blanca, delgado, ataviado con un traje militar ruso y unas botas katyuskas. Yace sobre la hierba búlgara, inconsciente. Su rictus transmite paz, mucha paz...
Y Sofí no parece comprender nada.
-¿Marta, qué es esto? - dice sin apartar la mirada, clavada en esta nueva presencia.
-Estrellita es un hombre. Para empezar. Sólo quería estar cerca de ti.
-¿Qué...? -queda pensativa.
Tras un breve silencio, Sofí ilumina nuestro alrededor, evitando la plena oscuridad, con un matiz dorado, mágico, proveniente de sus dulces manos, posando partículas iluminescentes sobre los arbolitos de alrededor.
Que yo recuerde... Espera, ¿desde cuándo hace eso? Estoy igual que vosotros...
Sólo nos miramos. Procedemos a zarandearlo suavemente, por los brazos. Pero no despierta.
-¿Y ahora qué hacemos? - me mira desangelada - ¿Está muerto?
-No creo... - digo con las manos en los bolsillos. Me dirijo hacia él, con voz queda- Tenías que salir a la luz, no te quedaba mucho tiempo...
-Hm, voy a intentarlo... -extiende sus palmas. La luz vuelve a surgir de estas, que iluminan el rostro del muchachito, recién entrado en la adultez.
Yo observo todo, alucinada. La escena era... Bastante bonita.
Estrellita parece refunfuñar. Arruga un poco la nariz, tuerce los labios, aprieta un poco los ojitos y...
Los abre. Ojos redondos, ojos que no son de este mundo. Irradian inteligencia, más allá de las galaxias conocidas. Un ser peculiar, extraño... Su mirada son dos pequeñas aceitunitas, dos luceritos que brillan en la oscuridad.
Agita un poco la cabeza. Se pasa la mano por el pelo. Mira alucinado... lentamente... su alrededor... recobrando la consciencia.
Pero, de repente, se incorpora, abre los ojos como platos, al vernos a nosotras dos, y...
-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
Sale disparado, huye veloz, todo lo que sus piernas le permiten.
-¡Sofí, píllalo! -le grito, mientras ella corre tras él.
-¡Ven aquí ahora mismo, maldito seas!
Tras una pequeña persecución, Sofí lo agarra de la solapa del cuello, por detrás, a su extraño nuevo amigo.
Es entonces cuando lo coloca otra vez donde estaba, deseando una explicación.
-¿Quién eres? - pregunta asustada.
-¡P-por favor! ¡Os lo suplico! ¡N-no quería problemas! ¡Lo juro! ¡N-no no no os quería hacer daño ni nada por el estilo! - dice en un acento raro y tartamudeando presa de los nervios.
-Te haré una pregunta. -Tengo los brazos en jarra. Los labios de Estrellita tiemblan. Sofí preside todo con estupor- ¿Qué hacías fingiendo ser una Estrella Guardiana?
-Y-yo, y-yo...
-¿Por qué has explotado?
-Y-yo, y-yo...
-Vamos, Estrellita - Sofí se inclina, preocupada pero solidaria, apoyando sus manos en el regazo. Sus trenzas se inclinan, dándole un aspecto pastoril de lo más bonito. Es que Sofí...
-¿Has fingido ser una Estrella Guardiana para estar cerca de Sofí? -sigo interrogando.
Estrellita sólo parece aterrado y no pronuncia palabra. Pero tampoco tiene escapatoria.
-Voy a repetírtelo de manera más directa: ¿Era esto una estrategia para estar más cerca de Sofí?
-En ningún momento he querido haceros daño - defiende mientras niega con la cabeza enérgicamente, y enseña una de sus palmas, a modo de mostrar que es inofensivo. Su mandíbula parece convulsionar en tics nerviosos.
-¿Cerca de mí cómo? ¿Para controlarme? -pregunta la vestida de búlgara.
Giro la cabeza hacia ella, sin ningún tipo de expresión facial.
-Está enamorado de ti.
Sofí suelta un grito ahogado y se tapa la boca con ambas manos. Sus ojos lo dicen todo.
Estrellita no sabe adónde mirar, avergonzado.
-P-por favor, p-puedo explicártelo. Esto n-no s-s-significa q-q-que no quisiese lo m-m-mejor para ti.
Pero Sofí se da media vuelta, se adentra en la oscuridad y no parece que vaya a volver durante el resto de este escrito.
Le miro, con una mueca de escepticismo.
-¡Ha-ha sido culpa tuya! - se incorpora, y se acerca a mí - Si no hubieses dicho nada, esto no habría pa-pasado.
-Has explotado tú solito. ¿Hasta cuándo pensabas seguir con la mentira?
Respira muy fuerte. Tiene los ojos muy abiertos y sigue temblando.
Ciertamente, es un manojo de nervios.
-Tú-tú... Tú s-sólo quieres llamar la atención...
-No, tú sólo quieres fingir ser adulto.
-¡Que no me trates como un niño chico! - estalla.
Comienzo a reír, pues no puedo evitar disfrutar de su enfado.
-M-me las pagarás - sentencia, señalándome con el dedo.
-¡Aaahhh, ja-ja-ja-ja-ja!
Río a boca abierta, con mis labios perfectamente pintados.
Soy una señora poderosa, joven y guapa. Mi abrigo llega hasta bajo las rodillas, de borrego por dentro, de piel aterciopelada por fuera. Un cabello largo, voluminoso, luminescente, cobrizo con los reflejos que dejó Sofí. Una boca bien formada y una nariz desafiante y llena de personalidad.
-T-te vas a-a-a enterar. ¿Dónde está Sofí?
-¡Sofí no está! - dejo de reír, calmándome un poco - No sé a dónde ha ido.
Estrellita bufa, sobrepasado por la situación, rígido como un palo. Él, su traje militar ruso y sus katyuskas desaparecen también en la oscuridad del barrio nostálgico y comunista de Grad Sofiya.
"-Ay Estrellita, qué has hecho..." - digo para mis adentros, frotándome la frente, sin saber si reír o llorar.
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