Peričina Devetka

*Peričina: Leído como “perichina”


Cuando atardecía el sábado por la tarde, Peričina no sabía las cosas que le esperaban. Belgrado, Serbia. Las sombrillas, con sus puestecitos coloridos de refrescos, chuches y tabaco, ocupaban partes de la calzada. Hay edificios comunistas, sí. Edificios comunistas, distintos a los de Grad Sófia, pero transmitiendo la misma nostalgia, abanicada por el balanceo de los columpios infantiles. Mucha hierba, verde hierba entre bloques. Subidas, bajadas. 

Un mundo sin explorar. 

Peričina dejaba que la luz del sol, de vez en cuando, se filtrase a través de las calles. La Torre Genex imponía con su brutalismo, y el atardecer se reflejaba en esta. 

Peričina lleva sus trenzas recogidas, a modo de corona, sobre su cabeza. Es inteligente, conoce a Sófia desde que eran pequeñas. Pero, pero es que…

-¡Sófia! -llama jovial, adulta, moviendo los brazos. Su traje es colorido, es el traje típico de Serbia, con camisa blanca y chaquetilla negra con brocado de oro. Faldas negras con bordados verdes y rosas. Delantales de rayas, colores pardos, delanteros y traseros. Ojos pícaros, ojos inteligentes, ojos abiertos. Medias gruesas de bordados de flores, calzado similar al mimbre, sin suela, de pico largo, típico. -¡Sófia! ¡Cómo estás!

-¿Y tú quién eres? -pregunta Sofí, extrañada.

-¡Sofí, que soy tu prima! -la toma de los brazos y la zarandea- ¡Ahh-ahh-ahh!

-Mi prima…-dice aturdida, zarandeada.

-¡Tu prima! -es sumamente expresiva.

-¿Y yo de qué te conozco?

-Por algún lado nos hemos tenido que ver, te lo aseguro.

-¿Y voy a tener más primas por ahí?

-Yo que sé. 







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