El Oráculo de las Estrellas

 -¡Te dije que la cuidaras! Y “tu” Sófia por ahí… ¿Dónde está, qué está haciendo ahora mismo?

Supraconciencia, Reina de las Galaxias, tiene los ojos helados, de un azul casi níveo, pudiera decirse que casi blancos. 

Sus ropajes, sencillas túnicas, también blancas. Su piel es tan pulcra que casi se transparenta, y sus cabellos, de rubios pasando por albinos, largos y casi hasta el suelo. 

Se levanta agitada, pero sin perder la compostura, del gélido trono. La estancia es de hielo y el silencio atronador, sólo el eco responde. 

-¿Dónde está? -pregunta un poco más paciente y maternal.

-Reina mía… -agacho la cabeza- Sofí ahora mismo está un poco descontrolada… Ella baila y se agita… Parece estar recuperando los poderes.

La Reina dirige su mentón hacia mí.

-¿Dices? Dices… -sus modos de expresión son distintos, debido a ser ajena a nuestro planeta Tierra, así como su exquisita educación y su sobrenatural y omnipotente inteligencia. -Pero eso es bueno, ¿no? -finge no saberlo, tan sólo para observar mi capacidad de conciencia hacia el tema.

-Buenísimo.

-Hm, hm… -coloca sus manos tras la espalda- Esa Sofí… -mira hacia ningún punto- Esa Sofí… Nos va a dar muchos disgustos, pero también muchas alegrías… Está sacando su peor versión… Pero es lo que mejor le viene. -vuelve a mirarme con esa mirada, inyecta en poder- Confío en ti. Protégela y hazle caso hasta cierta medida. En cuanto a ti, también tendremos que hablar…

-Gracias mi Reina -hago una reverencia- Os tendré informada en todo momento.

Ella sonríe débilmente.


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¡Sófia, Sófia, Grad Sófia!

Es de noche. Lyulin, el barrio que ha vivido la historia del socialismo, duerme. 

Sofí no se encuentra en casa, así que Treceañera y yo decidimos salir a buscarla, pero algo me dice que no está muy lejos. Descalzas, en pijama, sobre la húmeda hierba, encontramos a la joven moza, sin haber pasado apenas cinco minutos.

-Sofí, ¿qué haces? 

Entrando en la vegetación de una de las plazoletas, una luz azul se hace cada vez más presente.

Sofí se encuentra allí, bajo esa intensa luz, con la cara iluminada del mismo color, apenas sin parpadear.

-Sofí… -murmuro, viendo que, sobre nuestras cabezas, flotan muchas, muchas estrellitas, como Estrellita… Estrellitas felices, pues las escuchamos murmurar y reír, aunque sus semblantes parecen inexpresivos. Seres de otro mundo. Seres increíbles.

Sofí se gira, nos dedica una cálida sonrisa.

-Mirad -torna hacia las Estrellas, alza los brazos -Aquí están… Personas que viven, personas que hacen su vida… Simultáneamente, como nosotras… Cada una de estas estrellitas, serán muchachos y muchachas de nuestra edad, ancianos, personas de mediana edad, niños, bebés incluso… Todos ellos existen ahora mismo o existirán…Aún no los conocemos… Estarán y convivirán con nosotras. Cuando menos lo esperemos, el destino cruzará nuestros caminos, se materializarán como humanos, y marcarán nuestras vidas para siempre…




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