Bartók, el desconocido.

Tras disfrutar nuevamente de las obras El Mandarín Maravilloso y la maravillosa Música para Cuerdas, Percusión y Celesta de mi gran amigo Béla Bartók, me decanté por escribir sobre él por segunda vez en este post.

¿Por qué lo he mencionado como mi gran amigo y no "nuestro" gran amigo?
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Expresión facial cuando usted se halla
tras un atril
mientras no ensaya
porque el director se cabrea con los otros.
Por la sencilla razón de que, por mis experiencias en cuanto a la gente de mi alrededor, me citan tales obras en las que verdaderamente ese no es Bartók.

No conocéis a Bartók.

Cierto es que, como este señor es completo, posee diversas facetas en su ámbito de obras musicales, desde recopilaciones folklóricas hasta tenebrosidades que arrastran al oyente al abismo, a las profundidades de ese pozo sin fondo en el que sentimos estar cuando suspendemos un examen.

No hombre no... O me citan conciertillos que están medioqué, o nada...

Hace relativamente poco, una orquesta interpretó Las Danzas Rumanas.
Esto no es ni muy bueno ni muy malo, mirándolo objetivamente, pero desde mi punto de vista es bastante malo, ya que en mi opinión este compositor y pianista tiene piezas muchísimo mejores...

...aunque también es verdad que cosas tan sublimes no pueden ser tocadas de cualquier manera, y han de dejarse para momentos especiales y de alta preparación en cuanto interpretación y alma...
Esto no va dirigido sólo a esta orquesta, sino a todos en general, pero no me vengáis con las Danzas Rumanas, que estoy harta de danzas rumanas y las verdaderas y buenas danzas rumanas son otras, compuestas por la misma mano.

El repertorio del caballero mencionado es, como ya dije antes, muy dispar, y no voy a repetir lo de antes porque no voy a repetir lo de antes.

Ajú, que el blog se va al pique... O a Jerusalén.

La conclusión de este post: Que os dejéis de tanto romantiqueo insulso y monótono, dulzón y sensiblito, y que conozcáis la buena música verdaderamente sentimental.

Y ya sabéis que los profundos sentimientos humanos no son tumbarse en un campo de flores, también la ambientación de lugares desagradables, altibajos en el registro de las cuerdas, la disonancia...

Creo que me voy a morir del gusto.

Comentarios

  1. Respuestas
    1. Querido lector, puesto que esta es mi plataforma digital, me siento dueña de ella, no hallo comparación ninguna con este señor.
      Gracias por su comentario.

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  2. La comparativa está fundamentada por su gaj de llevar el blog a Jerusalén

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    Respuestas
    1. Oh, sí, y además en poco tiempo.
      Ya se acerca la Navidad, fundamentada en la sociedad cristiana por hechos en el mundo judío.

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  3. ¡Hola, Manuel, tú por aquí otra vez! (Realmente me llegó este mensaje primero, pues desapareció y lo encontré en spams, finjamos que no sucedió tal cosa).
    Muchas gracias por no poder vivir sin una dosis diaria de mi blog, la mejor de todas, pues no es traficada en la mafia de la farmacia, sino en la comunicación entre jóvenes de ojos abiertos. ¡Saludazos!

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