MdAyM

  Durante mi crecimiento y proceso de maduración, nunca he podido evitar percibir las señales que recibo en el mundo musical clásico, ambiente por el cual suelo frecuentar si no las mayores partes de mi vida. Mis observaciones son inevitables y así pues, durante estos meses, decido recavar la información recibida durante dicho tiempo acerca de la relación profesor-alumno o, más bien, el carácter y áurea que desprende un determinado colectivo de alumnos que están bajo la supervisión educativa de un mismo profesor.  Estas subdivisiones de las relaciones que se llevan a cabo en conservatorios son absolutamente reales en cuanto al suceso que se ha utilizado para la pequeña tesis.  Los profesores del instrumento principal ejercen gran importancia -si no toda- en nuestro crecimiento como profesionales y a algunos en amantes del arte que estudiamos.  Muchos alumnos, en pleno momento de asomarse al exterior en su lozana juventud (adultos de temprana edad, mayores de edad), necesitan identifica

  Es curioso, ¿no? Numerosas veces acudo, busco consejo, o complicidad, en personas a mi alrededor, esperando cierto rayo de inteligencia o intuición. Pero, o mienten, o creen soñar. La infantilización que presido diariamente conlleva a la dulce inocencia o autoinducción a esta. Diariamente la mayoría de mis compañeros, allegados o amigos, suelen dejarse llevar por el raciocinio y lo material, sin guiarse por las entrañas, ni por el sexto sentido, ni por lo que les dictan esas energías. El hecho es que ciertos sujetos gritan "accidentadas respuestas" con sus ademanes, sus pequeñas maneras, gestos y demás de la rama perteneciente a la comunicación no verbal. Otras muchas señales se nos dictan como la inflexión de la voz, que nos dan una imagen en esencia de todo cuando vibra y existe en esa persona, a manera esencial. El hecho es que miro asombrada la cantidad de ilusos que no comprenden ni sienten lo que muchas personas transmiten (a menudo sensaciones y sentimientos ocultos)