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Hará como cinco años que no escribo nada y me da igual, me han sucedido muchas cosas que me han tenido y me están teniendo entretenidilla. Al fin, tras cuatro años ARDIENDO en deseos de visitar una instalación donde se vendan cosas que mantuvieran una mínima relación con Bulgaria, conseguí dar con una -lamentablemente fuera de Sevilla-. Pero como para vosotros esto no parece tener nada de especial, voy a narraros con pleno sentimiento, por lo que, sin cambiar un solo ápice de mi historia, lo contaré por medio de un bonito relato. Era una cálida tarde en la ciudad de Burgos. Alfarito, niña nerviosa y decidida a vivir nuevas aventuras, paseaba por esta ciudad por última vez en aquellos días de vacaciones, junto a sus queridos familiares. Mas, esta vez, no era el caso de visitar el agraciado casco histórico del lugar -pa bonito el de Sevilla-, pues esto ya se había realizado en momentos anteriores.  La chica decidió probar suerte, y encontrar por Maps algún establecimiento que v

Queridos, retorno a mi plataforma con el fin de curar el mal de amores que sufrís, amigos de cuerda frotada, con la afinación en la zona superior de vuestro instrumento. Es decir, las clavijas. Tras numerosos años siendo afinados inicialmente por vuestro tutor y usar tensores para cada cuerda, ha llegado el momento de dar un siguiente paso, de explorar lo desconocido y conocer lo inexplorado. Un músico de nuestra familia no madura cuando cumple los dieciocho, ni al conseguir un trabajo. A excepción de los contrabajistas, quienes nacieron con esta suerte -si puede ser denominada así-, los instrumentistas de arco, quienes respiran armonía de dobles cuerdas a través de unas efes elegantes, no simplemente temen al método de afinación de las clavijas, sino que no las sienten como parte de su instrumento, sólo como un adorno, debido al poco uso que se les da, por lo que... ¿Olvidan su utilidad? El gran temor de colocar los dedos sobre una de ellas, temiendo perder el control sobr

¡EH! Ni se os ocurra empezar a suponer, que ya sé lo que vais a decir. España, mi país, y digo esto mientras aprieto mis puños, porque no sé ahora mismo cómo controlar mi orgullo ante saber que pertenezco a esta nación, donde un gran abanico folklórico, gastronómico,cultural y costumbrista del día a día nos refresca con un aleteo suave, haciéndonos olvidar el calor de la Península Ibérica en estos largos veranos. Pues bien, dase lugar muuuuuuuuuuuchas tradiciones en mi país, unas nos gustan más, otras nos gustan menos... Y ahí es cuando voy. Ya me entran los temblores, el agobio de ver lo que sucede y no poder hacer nada. Y no, no me refiero a los toros. Los toros se quedan. La Tomatina. Insoportable, derrochadora de alimentos frescos y en buen estado. ¿Qué clase de animal en la Naturaleza, juega con aquello que lo mantiene vivo? ¡Maldita sea! ¡Maldita sea esa fiesta! Miles de tomates se desperdician haciendo el subnormal, y en la misma España, hay familias que necesit